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En “Frida”, la cineasta Carla Gutiérrez utiliza la correspondencia íntima y el diario de la pintora para ofrecer una mirada reveladora sobre la vida de la icónica pintora mexicana.

La cineasta Carla Gutiérrez afirma que “es realmente más importante captar el espíritu de alguien y el viaje emocional de esa persona”, y lo ha hecho a través de las propias palabras de Kahlo.

La imagen inconfundible de Frida Kahlo y sus cuadros icónicos son símbolos artísticos omnipresentes y reconocibles por la mayoría de la gente incluso 70 años después de su muerte, lo que crea la falsa sensación de que todo lo que hay que decir sobre la pintora mexicana ya se ha dicho.

Pero la cineasta Carla Gutiérrez no se queda ahí y hace lo que nadie había hecho antes para contar la historia de la legendaria artista en la pantalla: utilizar las propias palabras de Kahlo.

En su nuevo documental, “Frida”, Gutiérrez se sirve del diario ilustrado de la pintora, de su correspondencia íntima y de sinceras entrevistas impresas para verbalizar los pensamientos más íntimos de la artista. Estas emociones cobran vida a través de la animación lírica de las inolvidables obras de Kahlo.

La combinación de estos elementos en el debut de Gutiérrez como director de largometrajes da como resultado una narrativa refrescante que es tan introspectiva como las pinturas de Kahlo, la mayoría de las cuales son autorretratos.

En la película, la voz de la actriz Fernanda Echevarría del Rivero se parece mucho a la de Kahlo, basada en la única grabación que se cree que contiene el sonido y el tono de la voz de la artista.

Teniendo en cuenta que la voz de Kahlo siguió siendo un completo misterio durante años, esta elección artística de Gutiérrez permite al público sentir una afinidad aún mayor con Kahlo, como si fuera ella quien nos contara sus secretos más profundos de su infancia y su edad adulta.

Las voces en off se utilizan eficazmente para ofrecer conmovedoras revelaciones sobre Kahlo y su vida. A veces, son tan personales que parece que no deberíamos estar escuchándolas.

En sus cartas y su diario, Kahlo escribió sobre los altibajos de su relación y matrimonio con el aclamado muralista Diego Rivera, su romance con el revolucionario ruso León Trotsky y algunos de sus primeros recuerdos cuestionando la fe católica, así como los roles de género.

Los espectadores también se adentran en la mente de Kahlo mientras se recuperaba de un accidente mortal que la dejó con fracturas en la columna vertebral, la pierna, la clavícula y la pelvis, lesiones que le provocaron múltiples abortos y docenas de intervenciones quirúrgicas más adelante en su vida.

“Hay una forma de abordar las biografías en la que uno se limita a enumerar todas las cosas que suceden en la vida de alguien. Pero para mí es más importante captar el espíritu de alguien y el viaje emocional de esa persona”, dice Gutiérrez.

Para lograrlo, ella y su equipo obtuvieron acceso sin restricciones a materiales de investigación que nunca antes se habían mostrado al público en general.
Tardaron dos años en analizarlo todo y crear una experiencia cinematográfica única para quienes aman a Kahlo desde hace años y para quienes acaban de conocer su legado.