Escrito por Makenzie Folsom, QMHP, MEd, CPS, CADC I, Klamath Basin Behavioral Health,
Miranda Hill, BS, Salud Pública del Condado de Klamath, y la Coalición de Prevención de Uso de Sustancias de la Juventud
Se puede empezar a hablar con los jóvenes sobre los riesgos del consumo de alcohol y otras sustancias a cualquier edad. Una relación fuerte y abierta con una figura adulta es crucial. Se ha demostrado que las tácticas para asustar no sólo son ineficaces, sino que pueden tener efectos perjudiciales. Proporcionar a los jóvenes educación sobre el alcohol y otras sustancias crea un entorno de apoyo y les ayuda a tomar mejores decisiones y a hacer elecciones más saludables.
1. Comprender los riesgos:
Los adultos pueden fácilmente pasar por alto el consumo de sustancias como experimentación o sólo una fase. Sin embargo, las investigaciones demuestran que la mayoría de las adicciones comienzan durante la adolescencia y que el consumo de sustancias por menores es un problema importante. El consumo de sustancias tiene efectos negativos a largo plazo en el cerebro en desarrollo del niño. Estos efectos pueden evitarse si se mantiene la preocupación y se toman medidas para alejar a los jóvenes de estas sustancias nocivas. El cerebro de un adolescente experimenta cambios significativos y no alcanza su pleno desarrollo hasta mediados de la veintena. El consumo de sustancias puede causar daños a largo plazo y provocar dificultades de aprendizaje y problemas de salud en la edad adulta. Conociendo los riesgos y las razones más comunes del consumo de sustancias entre los jóvenes, podemos ayudar a reducir el riesgo.
2. Preparar la conversación:
Antes de mantener conversaciones difíciles con los jóvenes sobre el consumo de sustancias, tómate tiempo para prepararte. Planifique los puntos de discusión, respire hondo y piense por qué los jóvenes pueden estar consumiendo sustancias. Esto puede ayudarte a comprender las luchas subyacentes y los problemas potenciales, como la presión de grupo, los problemas de salud mental y el estrés. Ten en cuenta que la conversación puede resultar incómoda y que el joven puede enfadarse o irritarse. Aborda la situación con calma y prepárate de antemano para obtener un resultado más productivo.
3.Iniciar la conversación: Preguntar y escuchar:
Los adultos sienten a menudo la necesidad de transmitir sabiduría a la generación más joven para ayudarles a evitar los mismos errores. Fomentar la curiosidad innata motiva a los jóvenes a buscar respuestas por sí mismos. Prueba a hacer preguntas abiertas como: «¿Qué sabes de ____?». Al valorar su perspectiva, es más probable que los jóvenes participen en una conversación. Utiliza frases reflexivas y sin prejuicios para asegurarte de que los jóvenes se sientan escuchados y, a continuación, haz preguntas. Recuerda que tu objetivo es escuchar, no estar de acuerdo con todo lo que dicen. Las habilidades de escucha activa son útiles en estas conversaciones.
4. Deje claras sus expectativas:
Sea específico sobre lo que espera. Frases como «sé inteligente» o «toma buenas decisiones» pueden significar cosas diferentes para cada persona. Por ejemplo, un adulto puede decir «sé inteligente» para desalentar el consumo de alcohol, mientras que el joven puede interpretarlo como «bebe pero que no te pillen». Ser preciso y claro en cualquier tema es fundamental para tener expectativas claras. Si quieres que los adolescentes eviten consumir marihuana, dilo directamente.
La mayoría de los jóvenes tendrán amigos o conocidos que hayan probado el alcohol u otras sustancias. Hable pronto de la posibilidad de que las sustancias provoquen consecuencias negativas o daños graves. Considere la posibilidad de establecer un contrato verbal o escrito para recogerlos en cualquier momento a fin de garantizar su seguridad frente a situaciones peligrosas.
5.Saber cómo y cuándo intervenir.
Hablar con los jóvenes sobre el consumo de sustancias puede ser una tarea difícil. Queremos que se sientan cómodos siendo sinceros, pero al mismo tiempo, debemos asegurarnos de ser claros y concisos en nuestros mensajes para garantizar su seguridad. Hay que tener en cuenta que los jóvenes que consumen sustancias con frecuencia o que han tenido problemas relacionados con el consumo de sustancias pueden estar en situación de riesgo. En tales casos, es muy recomendable solicitar una evaluación profesional.
Puede que te preguntes cómo motivar a tus jóvenes para que dejen de consumir sustancias. Establecer límites claros sobre qué comportamientos son aceptables e inaceptables puede ser un método eficaz. Combinar las consecuencias apropiadas con un refuerzo positivo puede fomentar el cambio de comportamiento que espera ver. Permitir que los jóvenes participen en las expectativas que se están creando y en las consecuencias de traspasar los límites aumenta las probabilidades de éxito. Recuerde que la comunicación abierta y un enfoque de apoyo marcan una diferencia significativa a la hora de ayudar a los jóvenes a superar los momentos difíciles.