Una líder campesina indígena aspira a convertirse en la próxima presidenta de Guatemala
CIUDAD DE GUATEMALA (AP) – Una líder campesina indígena espera convertirse en la próxima presidenta de Guatemala. Thelma Cabrera se enfrenta a una ardua lucha después de que el Tribunal Electoral del país rechazo inscribir su candidatura.
Sólo queda una semana para que finalice el plazo de inscripción para las elecciones del 25 de junio, Cabrera y su Movimiento para la Liberación de los Pueblos están decididos a seguir adelante con su campaña, se inscriba o no.
Aunque, el último censo del gobierno, alrededor del 48% de los guatemaltecos se identifican como indígenas -y algunos grupos indígenas insisten en que la cifra es mayor-, las élites de piel más clara siempre han gobernado.
El tribunal prohibió, paradójicamente, que el compañero de fórmula de Cabrera inscribiera su candidatura porque no presentó una carta en la que declarara que no tenía causas abiertas por corrupción, a pesar de que permitía que se inscribieran los políticos con causas pendientes.
“El sistema político está corrompido”, dijo Cabrera. “El propio sistema ha sido diseñado por los corruptos para mantenerlos libres, pero para atar las manos de los que son honestos. Ya no podemos soportar esta esclavitud en la que vivimos”.
Cabrera, de 52 años, tiene unas manos improbables para un presidente, rugosas por décadas de lavar ropa en un río y sembrar alimentos. Tiene una educación de sexto grado, que ella califica de “bastante para una mujer indígena en Guatemala.”
“Buscamos transformar el país, después de todas las injusticias que hemos sufrido”, dijo Cabrera en una entrevista reciente en su casa.
La lucha no está exenta de riesgos. Al menos 26 miembros del Comité de Desarrollo Campesino, el grupo que fundó el Movimiento para la Liberación de los Pueblos, han sido asesinados desde 2019.
El grupo lucha por la tierra y los servicios públicos para los indígenas y busca bloquear las privatizaciones. Pero también ha sido acusado de robar energía eléctrica.
“Nos tienen miedo”, dijo Cabrera sobre las élites del país. “Son ellos los que tienen miedo a una hoja de ruta para la nación”.
“Nadie le va a quitar nada a nadie”, dijo. “Lo único que queremos es que cada uno cumpla con su deber”.
Mientras Guatemala ha sido gobernada por una sucesión de políticos varones que representan a las élites, Cabrera sigue viviendo en su humilde casa de techo de zinc en la aldea de El Asintal, en la costa del Pacífico guatemalteco.
Como muchos guatemaltecos, la hija de Cabrera, una de cuatro hermanos, emigró a Estados Unidos en 2021 porque no encontraba un trabajo decente en su país natal.
El gobierno estadounidense ha criticado duramente el debilitamiento de los esfuerzos anticorrupción en Guatemala, y en 2021 canceló el visado estadounidense de la fiscal general guatemalteca Consuelo Porras, que había estado persiguiendo a ex fiscales que llevaron a cabo investigaciones sobre corrupción.
Alrededor de 30 ex agentes anticorrupción han huido del país, y la persecución parece haberse extendido a los periodistas.
El presidente Alejandro Giammattei ha rechazado las críticas de las autoridades estadounidenses a su fiscal general y a lo que consideran una renuncia de Guatemala a luchar contra la corrupción. El nuevo fiscal especial contra la impunidad del país ha sido incluido en una lista estadounidense de personas sospechosas de corrupción o de socavar la democracia. Se le ha acusado de obstruir las investigaciones sobre corrupción.
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