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Qué mejor manera de celebrar la temporada espeluznante que compartiendo algunos lugares encantados de la vida real. Y aunque no nos gustaría visitar ninguno de estos espeluznantes lugares de América Latina en Halloween -o, en realidad, en cualquier otro momento del año porque dan miedo-, hay algo atractivo en conocerlos desde la comodidad de nuestros hogares

Desde la Isla de las Muñecas en México hasta el Hotel del Salto en Colombia, estos lugares de América Latina demuestran que a menudo la realidad es mucho, mucho más aterradora de lo que cualquier historia o película espeluznante puede llegar a ser. Y también demuestran que, con la cantidad adecuada de información, puede ser incluso más interesante a la vez que nos enseña un poco más sobre la rica (y a menudo terrorífica) historia de nuestras comunidades.

1 Isla de las Muñecas, México

La Isla de las Muñecas, en México, es el tipo de lugar que sólo por su nombre suena a no-gracias. Se dice que la isla alberga la “mayor colección de muñecas encantadas” del mundo, lo cual es aterrador. ¿Se imagina a Anabelle pero multiplicada por mil?
Cuenta la leyenda que una niña murió en la isla tras enredarse en los nenúfares del canal. El cuidador, don Julián Santana Barrera, empezó a dejar muñecas para la niña como ofrenda y muestra de respeto. Siguió añadiendo muñecas hasta que toda la isla quedó cubierta de ellas. Y, al parecer, algunas se mueven por la noche.

2 Cueva de los Tayos, Ecuador

Esta cueva de Ecuador es a la vez el tipo de lugar genial en el que los aventureros podrían querer aventurarse y el tipo de lugar infernal en el que la gente inteligente no debería meterse. Hay películas sobre adentrarse en lugares como éste, y ninguna de ellas acaba realmente bien.
Primero, está el hecho de que la cueva es muy, muy profunda. Sólo se puede entrar rapelando. Los pasadizos subterráneos se extienden más de 5 kilómetros y en su interior hay cavernas con forma de catedral que contienen restos de lo que parecen ser los últimos vestigios de una cultura precolombina. Además, se puede pasar la noche allí y acampar. Y la idea de dormir tan bajo tierra es como para tener pesadillas.

3 Hotel del Salto, Colombia

El Hotel del Salto de Colombia no suena tan mal. Es sólo un hotel, ¿verdad? Pues no. Se trata de toda una estructura parecida a un hotel construida en el Salto del Tequedama, sobre el río Bogotá. Según la tradición local, durante el reinado de terror de los conquistadores españoles, los indígenas muiscas saltaban desde allí para escapar de las fuerzas invasoras.
Y eso no es todo: cuando el hotel aún estaba abierto, varios visitantes se lanzaron al vacío desde las ventanas. Ah, y hubo una vez que un huésped fue asesinado después de que los atacantes de las víctimas fueran “manipulados por energía oscura”. Sí, nunca reservaríamos una habitación aquí. 5

4 Villa Epecuén, Argentina

La Villa Epecuén de Argentina es lo que literalmente llamaríamos un pueblo fantasma. La ciudad, que fue destruida por una inundación hace más de 30 años, se estableció a lo largo de la orilla del Lago Epecuen en la década de 1920. Según The Atlantic, los niveles del agua alcanzaron una profundidad de 33 pies en 1993. Sólo cuando las aguas comenzaron a retroceder en 2009 la gente pudo visitar las ruinas. Lo que queda parece una película de desastres que cobra vida con árboles petrificados que parecen fantasmas desolados por toda la ciudad, edificios y casas destruidas.

5 Fortaleza Real Felipe

Perú La Fortaleza del Real Felipe de Perú era conocida por sus mazmorras notoriamente estrechas. Estamos hablando de ese tipo de prisiones donde algunos en la prisión tenían que permanecer de pie, incluso mientras dormían. Por lo tanto, no sorprende que haya bastantes apariencias diferentes que la gente dice haber visto en la guarnición colonial que fue encargada en 1747 para combatir a los piratas. La brutalidad sufrida allí ha dado lugar a leyendas de una mujer vestida de blanco cantando una canción fúnebre y de niños riendo en sus pasillos.