SANTIAGO, Chile – En las aceras del barrio del Presidente Boric se ven cajas de cartón y mantas que sirven de recordatorio de la declaración presidencial que prometía a los chilenos “una vida mejor”.
Presidente Boric, Credito Noticias ABC
Una recesión inducida por una pandemia, combinada con una escasez de viviendas y una gran afluencia de inmigrantes, ha hecho crecer como nunca la población sin hogar en Chile. En los últimos cuatro años, la tasa de personas sin hogar en una de las economías más ricas de Sudamérica se ha disparado más de un 30%, transformando las calles de un país que se enorgullece de su prosperidad.
Incluso en los “barrios altos” -las zonas acomodadas que los presidentes anteriores a Boric llamaban hogar-, las familias indigentes han convertido cada vez más los bancos en camas y los árboles en retretes. En el centro turístico de Viña del Mar, situado junto a la playa, las tiendas de campaña improvisadas han eclipsado la escena artística de moda.
Voluntarios de Nuestra Casa, Credito Noticias AP
Chile ha registrado 21,126 personas sin hogar este año, frente a las 15,435 de 2020. Las cifras del gobierno se basan en instantáneas de una sola noche realizadas por los municipios. Los trabajadores sociales sitúan el recuento real en torno a las 40,000 personas.
El mes pasado, el gobierno anunció que, por primera vez, incluiría a las personas sin hogar en su censo nacional. Los trabajadores humanitarios afirman que una cifra mejor, por imperfecta que sea, reflejará mejor el alcance del problema y los avances -o la falta de ellos- del país para solucionarlo.
En los últimos años, Chile ha experimentado un cambio demográfico en su población de personas sin hogar. Aunque no habrá un desglose oficial hasta que salga el censo el próximo año, los expertos dicen que la escasez de viviendas asequibles del país ha empujado a más mujeres y niños a las calles. Los cierres provocados por la pandemia afectaron gravemente a la economía chilena, que luchaba por recuperarse de las protestas masivas de 2019, que costaron al país al menos 3,000 millones de dólares, según estimaciones del organismo nacional de seguros de Chile.
La abundante ayuda a la pandemia -incluida una medida que permitía a los chilenos retirar sus pensiones anticipadamente- avivó la inflación. La tasa de desempleo se duplicó a un récord de 13% entre 2019 y 2020, lo que dificultó a muchos pagar el alquiler.
El banco central subió los tipos de interés, los prestamistas elevaron el coste de los préstamos y nació una crisis inmobiliaria. Muchas familias que rebotan entre los campamentos de tiendas de campaña de Chile son migrantes indocumentados atraídos al país por su reputación como la economía más exitosa de Sudamérica.
Cuando Boric asumió el cargo en marzo de 2022, afirmó que habría 260,000 nuevas viviendas subvencionadas por el gobierno durante sus cuatro años de mandato.