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ASUNCIÓN, Paraguay – Una sequía en la selva amazónica provocó los niveles más bajos de agua en el río Paraguay. El Departamento de Meteorología e Hidrología de Paraguay informó que los niveles de agua en el río homónimo del país, un salvavidas económico regional, cayeron 89 centímetros (35 pulgadas) por debajo de la marca del metro en el puerto de Asunción, la capital, el punto más bajo en 120 años.

La anterior caída récord se produjo hace sólo tres años, en octubre de 2021, un signo, dicen los expertos, de cómo las sequías que matan de hambre las vías fluviales de la región son cada vez más frecuentes e intensas.

Credito:VisitParaguay

El efecto más inmediato se está sintiendo en Paraguay, uno de los principales exportadores de productos agrícolas del mundo, que depende del río para mover el 80% de su comercio internacional.

El jefe del sindicato de pescadores de Paraguay dijo el lunes que el descenso del nivel del agua ha dejado sin trabajo a 1.600 pescadores. El lunes, docenas de embarcaciones que normalmente surcaban la vía fluvial se sentaron en bancos de arena totalmente secos.

Como no se esperan lluvias en las próximas semanas, los responsables del sector afirman que no hay alivio a la vista. Prevén pérdidas de cientos de millones de dólares.
Los expertos afirman que la sequía del río Paraguay, al igual que la de otros ríos desde Colorado hasta Francia y el Amazonas brasileño, refleja cómo el crecimiento de la población, el cambio climático y la deforestación han conspirado cada vez más con una gobernanza deficiente y unas prácticas de riego ineficaces para transformar los paisajes, trastornando ecosistemas delicados y obligando a decenas de comunidades a luchar por conseguir agua dulce.

Una sequía extrema -en gran medida relacionada con el cambio climático- ha castigado la Amazonia en los últimos años, empeorando en 2024 y ayudando a alimentar los incendios forestales que ahora asolan los bosques a lo largo de la frontera noreste de Paraguay con Brasil, donde los residentes dijeron el lunes que el aire olía a humo acre, y en partes de Bolivia, donde el gobierno ha declarado una emergencia nacional.