RÍO DE JANEIRO – Más de un tercio de las bandas criminales operan en la selva amazónica de Brasil, impulsando un auge de la violencia, según un informe publicado el miércoles por una destacada organización sin ánimo de lucro.
Las bandas estaban presentes en 260 de los 772 municipios de la región (datos de 2024), frente a los 178 del año pasado, según el Foro Brasileño de Seguridad Pública. El afianzamiento de organizaciones «mafiosas» -en particular el Comando Vermelho y el Primer Comando Capital (PCC)- «agrava enormemente la situación en la Amazonia Legal, que pasa a ser considerada un territorio muy estratégico para el tráfico transnacional, con la circulación de diferentes mercancías ilícitas», señala el informe.
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La Amazonia Legal es una zona de nueve estados de Brasil que alberga la mayor cuenca hidrográfica del mundo.
De los 260 municipios donde hay presencia de grupos del crimen organizado, el Comando Vermelho controla la mitad, frente a la cuarta parte del año pasado, dijo a The Associated Press Renato Sérgio de Lima, presidente de la organización sin ánimo de lucro.
El Comando Vermelho se expandió a ciudades de la región norte de Brasil después de que el PCC se hiciera con el control de la ruta del narcotráfico a través de Ponta Pora, un municipio situado en la frontera con Paraguay, en la región centro-oeste. Desde entonces, el Comando Vermelho ha engullido a algunas facciones locales que ya no funcionan de forma autónoma, dijo Lima.
La policía brasileña ha acusado formalmente a un comerciante de pescado colombiano como la persona que planeó sus asesinatos. Según la policía, los asesinatos estuvieron motivados por los esfuerzos de Pereira por vigilar y hacer cumplir las leyes medioambientales de la región. Phillips estaba trabajando en un libro sobre la conservación de la Amazonia.
La expansión de las organizaciones criminales en la Amazonía se produjo al mismo tiempo que el crecimiento de la minería ilegal, dijo Saraiva, que aumentó bruscamente bajo el mandato del ex presidente Jair Bolsonaro, quien alentó la práctica.
Tras derrotar a Bolsonaro en las elecciones de 2022 y volver al cargo para un tercer mandato no consecutivo en enero de 2023, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva ha tratado de hacer frente a la delincuencia y la deforestación en la región. Aunque la deforestación ha disminuido, el informe muestra que su administración ha tenido poco éxito a la hora de frenar la expansión de las bandas de narcotraficantes.
La lucha contra el narcotráfico, los delitos contra el medio ambiente, el acaparamiento de tierras y otras acciones ilegales requiere políticas públicas coordinadas y multidimensionales, así como proyectos de desarrollo local, según el informe.