Los electores ecuatorianos han reelegido al Presidente Daniel Noboa, un millonario conservador conocido por su postura de mano dura contra la delincuencia, obteniendo el 55,8% de los votos frente al 44% de su oponente, la abogada de izquierdas Luisa González. A pesar del amplio margen, González denunció un «grotesco» fraude electoral y se propone impugnar los resultados, agitando las tensiones en el ya polarizado panorama político.
Sus partidarios celebraron la victoria de Noboa, que le concede cuatro años más para cumplir sus promesas, en particular para hacer frente a la creciente tasa de delincuencia del país, vinculada al narcotráfico. Noboa criticó las acusaciones de fraude de González, afirmando la clara voluntad de los votantes y haciendo hincapié en la necesidad de centrarse en gobernar.
Noboa ha destacado por sus métodos de mano dura en la lucha contra el crimen, que han suscitado críticas por poner a prueba los límites de la ley y la gobernabilidad. Su administración ha reducido la tasa de homicidios, pero sigue siendo significativamente más alta que antes de su mandato. Mientras tanto, la derrota de González marca una lucha continua para el partido del ex Presidente Rafael Correa, que ha sido incapaz de recuperar la presidencia a pesar de su anterior popularidad.
La participación electoral superó el 80%, lo que indica compromiso en medio de la preocupación por el aumento de la violencia en los últimos años. Algunos votantes expresaron su deseo de cambio, lo que refleja una división en la opinión pública sobre las inclinaciones autoritarias y el estilo de gobierno de Noboa. Las investigaciones sobre irregularidades electorales, denunciadas por ambos candidatos, complican aún más el ambiente político, con posibles implicaciones para la estabilidad futura de la nación.