CIUDAD DE GUATEMALA – Un candidato progresista ajeno a la estructura de poder de Guatemala fue elegido el domingo (20 de agosto) próximo presidente del país.
A pesar de que los resultados preliminares mostraban una posible victoria aplastante del luchador contra la corrupción Bernardo Arévalo, la atención se centró inmediatamente en si se le permitiría asumir el poder mientras la actual administración intenta suspender el estatus legal de su partido.
Con más del 99% de los votos escrutados, los resultados preliminares daban a Arévalo el 58% de los votos, frente al 37% de la ex primera dama Sandra Torres, en su tercera candidatura a la presidencia. Los resultados oficiales aún deben ser certificados. “Sabemos que hay una persecución política en marcha que se está llevando a cabo a través de las instituciones y fiscalías y jueces que han sido cooptados corruptamente”, dijo Arévalo el domingo por la noche. “Queremos pensar que la fuerza de esta victoria va a dejar claro que no hay lugar para los intentos de descarrilar el proceso electoral. El pueblo guatemalteco ha hablado con fuerza”.
Arévalo dijo que el presidente saliente, Alejandro Giammattei, lo felicitó y le dijo que comenzarían a planificar la transición al día siguiente de que se certificaran los resultados.
Pero los guatemaltecos aún recuerdan que una hora antes de que se certificaran los resultados de la primera vuelta electoral el mes pasado, la Fiscalía General anunció que estaba investigando las firmas recogidas por el partido Movimiento Semilla de Arévalo para inscribirse años antes. Un juez suspendió brevemente la personalidad jurídica del partido antes de que interviniera un tribunal superior.
Eduardo Núñez, director senior residente en Guatemala del Instituto Nacional Demócrata, esperaba que en los próximos días se mantuvieran e intensificaran dos tendencias: la polarización del país y la judicialización del proceso electoral. Núñez dijo que habrá tres momentos clave: las posiciones inmediatas que tomen el Movimiento Semilla, de Arévalo, y el partido Unidad Nacional de la Esperanza, de Torres, sobre los resultados; luego, el 31 de octubre, cuando oficialmente termine el proceso electoral en Guatemala y el Movimiento Semilla ya no goce de la protección legal que le impediría ser anulado; y finalmente, el 14 de enero, cuando Giammattei deba dejar el cargo por mandato constitucional.
“Es probable que pueda haber una serie de acciones oficiales que busquen modificar de una u otra manera lo que sucedió en las elecciones de junio y lo que podría suceder ahora en las elecciones de agosto”, dijo Núñez.
La gran pregunta sigue siendo cómo reaccionarán los guatemaltecos ante cualquier acción del gobierno que parezca ir en contra de la voluntad de los votantes.Alec Escobar celebró la victoria de Arévalo en el centro de Ciudad de Guatemala, pero dijo que sabía que le esperaban días difíciles.Incluso si Torres u otros no aceptan el resultado, y el fiscal general actúa contra el Movimiento Semilla, Escobar dijo que él y otros jóvenes que formaban la base de apoyo de Arévalo estaban dispuestos a actuar.
“Al igual que protegimos la primera vuelta electoral, vamos a proteger la democracia del país”, afirmó.