CIUDAD DE MÉXICO – Las autoridades de México informaron de que al menos tres personas transgénero fueron asesinadas en las dos primeras semanas de 2024, y grupos de defensa de los derechos estaban investigando otros dos casos de este tipo. Los asesinatos marcaron un violento comienzo de año en un país donde la comunidad LGBTQ+ suele ser blanco de ataques.
(Samantha Fonseca)
La última muerte se produjo el domingo, cuando la activista y política transexual Samantha Gómez Fonseca recibió múltiples disparos y fue asesinada en el interior de un automóvil en el sur de Ciudad de México, según la fiscalía local.
Los asesinatos provocaron la indignación de los miembros de la comunidad LGBTQ+, que protestaron el lunes en la principal vía de circulación de Ciudad de México.
Unas 100 personas se manifestaron coreando: “Samantha escucha, estamos luchando por ti” y portando carteles en los que se leía “tu discurso de odio mata”. A primera hora del día, otro grupo de manifestantes pintó con spray las palabras “las vidas trans importan” en los muros del Palacio Nacional de México.
Paulina Carrazco, una mujer trans de 41 años entre los manifestantes, dijo que se sentía como si “la violencia estuviera llamando a nuestra puerta”.
“Tenemos miedo, pero con ese miedo vamos a seguir luchando”, dijo Carrazco. “Vamos a hacer todo lo que esté en nuestra mano para que las próximas generaciones no tengan que vivir con miedo”.
Los homosexuales y transexuales son atacados y asesinados con regularidad en México, una nación marcada por su población “machista” y altamente religiosa. La brutalidad de algunos de estos ataques pretende enviar a los homosexuales el mensaje de que no son bienvenidos en la sociedad.
En los últimos seis años, el grupo de defensa de los derechos Letra S ha documentado al menos 513 asesinatos selectivos de personas LGBTQ+ en México. El año pasado, la muerte violenta de uno de los personajes LGBTQ+ más conocidos de México, Ociel Baena, desencadenó una oleada similar de indignación y protestas.
Algunos, como Xomalia Ramírez, de 55 años, afirmaron que la violencia era en parte consecuencia de los comentarios realizados por el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador la semana pasada, cuando describió a una diputada transexual como “hombre vestido de mujer”.
Aunque López Obrador se disculpó más tarde, manifestantes como Ramírez, una mujer transgénero del sureño estado de Oaxaca, dijeron que era demasiado poco y demasiado tarde.
Ramírez afirmó que las mujeres como ella luchan por encontrar trabajo y, cuando lo consiguen, su identidad de género suele ser ignorada. Trabaja como profesora de español y sus jefes la obligan a llevar ropa de hombre. “Estos comentarios del presidente han creado transfobia y han dado lugar a delitos de odio contra la comunidad trans”, añadió Ramírez.
La semana pasada, una activista transgénero, Miriam Nohemí Ríos, fue asesinada a tiros mientras trabajaba en su negocio en el estado de Michoacán, en el centro de México.
El sábado, las autoridades del estado central de Jalisco dijeron que habían encontrado el cadáver de una persona transgénero tirado en un barranco con heridas de bala.
Otros dos casos no fueron confirmados inmediatamente por las fuerzas de seguridad, pero fueron registrados por grupos de defensa de los derechos humanos que afirmaron que a menudo tienen dificultades para obtener detalles de las autoridades en sus esfuerzos por documentar los delitos motivados por el odio.
Una mujer transgénero conocida como “Ivonne” fue asesinada junto a su pareja en el sureño estado de Veracruz, según el Observatorio Nacional de Crímenes de Odio contra Personas LGBTI.
Mientras tanto, Letra S. documentó el asesinato de la estilista transexual Gaby Ortíz, cuyo cadáver fue encontrado en el estado de Hidalgo. Los medios de comunicación locales, citando a las autoridades locales, dijeron que su cuerpo fue encontrado a un lado de la carretera junto a “un mensaje amenazador” escrito en un trozo de cartón.
Las fuerzas de seguridad dijeron que investigarían las muertes violentas, pero los activistas manifestaron que dudaban de que se llegara a nada en estos casos. Debido a los altos niveles de corrupción y a la disfunción general del gobierno mexicano, alrededor del 99% de los delitos en México quedan sin resolver.