PUERTO PRÍNCIPE, Haití – Para muchos estudiantes de la escuela de Puerto Príncipe, sus días en el colegio transcurren de forma diferente a la que uno desearía que un niño viviera.
La capital de Haití está bajo el ataque de poderosas bandas que controlan el 80% de la ciudad. Cuando estalla un tiroteo, el director de la escuela informa de que muchos alumnos se quedan helados, se mojan y la única forma de ayudarles es acostarse y cantar en voz baja.
Desde Febrero, las pandillas han lanzado ataques contra infraestructuras clave en Haití que han dejado más de 2,500 muertos o heridos.
Ahora que esto está afectando incluso a los más pequeños, se está hablando abiertamente en todo el país de la importancia de la salud mental y de recibir terapia.
Antes se rehuía este tema, pero a medida que avanza la violencia de las bandas en este país, muchos padres y niños están mal equipados con las herramientas que necesitan para hacerle frente.
Muchos haitianos practican con más frecuencia el vudú como forma de buscar consuelo y protección.
La violencia ha dejado sin hogar a más de 360,000 personas, ha cerrado en gran medida el mayor puerto marítimo de Haití y el principal aeropuerto internacional hace dos meses. Los bienes básicos, incluidos los alimentos y los medicamentos vitales, están disminuyendo; casi 2 millones de haitianos están al borde de la hambruna.