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TIJUANA, México – Tijuana se enfrenta a una crisis del agua provocada no sólo por el río Colorado, cada vez más pequeño, sino por unas infraestructuras antiguas e ineficientes y unos gobiernos que han hecho poco por preparar a la ciudad para la disminución del agua en la región.

Barrios enteros de las colinas de Tijuana, a veces cubiertos de hierba, siguen sin estar conectados a las tuberías de la ciudad. Acceder al agua allí es una lucha diaria, y cara, ya que el agua transportada en camiones suele costar mucho más de lo que pagan las personas conectadas a la ciudad.En Abril, 600 barrios -más de la mitad de la ciudad- se quedaron sin agua mientras la CESPT reparaba fugas en una tubería principal.Para algunos, el corte duró días más que las 36 horas estimadas oficialmente. Las autoridades admitieron que, dada la extensión de la zona afectada, no podían enviar camiones cisterna a muchos barrios.Incluso para los 700,000 usuarios, según la CESPT, que están conectados al agua de la ciudad, los grifos se secan a menudo, obligándoles también a pagar por el agua privada transportada en camiones.

Además, está la sequía. Según la Comisión Nacional del Agua, más del 44% de los municipios mexicanos estaban en sequía en Mayo. Tijuana es una de las ciudades de más rápido crecimiento del país y uno de los estados con mayor escasez de agua.  Más del 90% del agua de Tijuana procede del río Colorado, que viaja hacia el oeste a través de Baja California y por un paso de montaña de 1.219 metros a través de un único acueducto que a menudo está en reparación. En los dos últimos años, la cuota de agua del río Colorado correspondiente a México se ha reducido un 7% y, aunque estos recortes aún no han afectado a Tijuana, los hidrólogos y expertos en política subrayan que la ciudad y el estado de Baja California necesitan asegurarse pronto otras fuentes de agua.

Las autoridades federales, estatales y municipales han prometido durante años buscar el suministro de agua de Tijuana mediante la desalinización del agua del océano y las aguas residuales tratadas, pero la ciudad tiene poco que demostrar. Parte del problema del envejecimiento de la infraestructura de Tijuana es el trazado de la ciudad: el agua se bombea subiendo y bajando por colinas y cañones empinados para llegar a urbanizaciones que se han extendido en todas direcciones a medida que la ciudad ha crecido (un 19% desde 2010). Además, se calcula que Tijuana pierde un 7% de agua por fugas, según la empresa estatal de suministro de agua.

Manuel Becerra, un consultor de agua con sede en Tijuana y ex superintendente de servicios públicos de la ciudad declaró lo siguiente: “Estamos viviendo en esta sequía como si nada.”