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DAJABON, República Dominicana (AP) – La República Dominicana cerró el viernes todas las fronteras terrestres, aéreas y marítimas con Haití en una disputa sobre la construcción de un canal en suelo haitiano que desemboca en un río compartido, mientras soldados dominicanos armados patrullaban los puntos de entrada y aviones militares sobrevolaban la zona.

Los vuelos fueron cancelados y las ciudades fronterizas, normalmente repletas de vendedores y haitianos que cruzan a diario para trabajar en la República Dominicana, se vieron sometidas. Multitudes de personas en el lado haitiano se reunieron bajo la sombra de los árboles mientras observaban la escena el viernes. Cerca de allí, una bandera blanca ondeaba en la brisa bajo una bandera haitiana en señal de paz.

No estaba claro cuánto durará el inusual cierre de las fronteras, ya que el presidente dominicano, Luis Abinader, dijo que la medida se mantendrá “el tiempo que sea necesario”. El Ministerio de Asuntos Exteriores del país dijo en un comunicado que el proyecto del canal viola un tratado de 1929 y “debe ser detenido inmediatamente antes de proseguir cualquier otro diálogo.”

Abinader ordenó a su administración que comprara todos los productos perecederos que normalmente se exportan a Haití, incluidos pollo, cebollas, judías y berenjenas. Los alimentos se destinarán a programas gubernamentales que ofrecen comidas gratuitas a estudiantes y otras personas, según Joel Santos, ministro de la Presidencia.


El cierre supondrá un duro golpe económico para los dos países que comparten la isla de La Española, aunque Haití lo notará más: “Es una medida muy drástica que no tiene sentido desde el punto de vista económico ni para la República Dominicana ni para Haití”, declaró Diego Da Rin, del International Crisis Group. “Está claro que tendrá consecuencias económicas muy negativas en la República Dominicana, y es muy probable que empeore la situación humanitaria sobre todo en las zonas cercanas a la frontera”.
Haití es el tercer socio comercial de la República Dominicana, con 1.000 millones de dólares en exportaciones a Haití el año pasado y 11 millones en importaciones, según el Centro de Exportación e Inversión de la República Dominicana.

Funcionarios de ambos países se reunieron el miércoles para discutir la situación, y seguían reunidos el jueves cuando Abinader anunció que cerraría todas las fronteras el viernes, lo que provocó que el gobierno haitiano criticara lo que calificó de decisión “unilateral”.

Da Rin calificó las acciones de Abinader de reacción exagerada y señaló que el mes pasado confirmó que se presentaba a la reelección, y parecía estar apostando por una postura dura en materia de inmigración. “Quizá Abinader piense que es una forma de presentarse como un líder nacionalista fuerte que será el único… capaz de detener realmente la ‘invasión haitiana’, como siempre llama a la creciente afluencia migratoria”.

El viernes, el Grupo de Apoyo a los Retornados y Refugiados de Haití condenó las medidas de Abinader y dijo que las obras del canal deberían continuar. “Cerrar la frontera traerá grandes consecuencias para los migrantes haitianos”, dijo la coordinadora Ketia Bronté. Advirtió que más personas van a cruzar la frontera ilegalmente y que probablemente aumentará el número de casos de tráfico de personas y contrabando.

“Haití y la República Dominicana son dos naciones cuya historia está entrelazada”, afirmó. “Su destino está ligado a la convivencia en una isla”.

Abinader anunció esta semana que ha dejado de expedir visados a los haitianos y ha cerrado la frontera cerca de la ciudad de Dajabón. También ha presionado para limitar el número de haitianos que emigran a la República Dominicana y ha expulsado a decenas de miles de ellos y de descendientes de haitianos. Bronté señaló que sólo en agosto fueron deportados unos 22.000 haitianos, el doble de la cifra mensual habitual.

La República Dominicana también ha comenzado a construir un muro de 118 millas (190 kilómetros) a lo largo de la frontera con Haití que anunció a principios del año pasado.