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CIUDAD DE MÉXICO – El presidente de México reconoció por primera vez el lunes que siete reclutas de la Guardia Nacional se ahogaron en un accidente de entrenamiento del ejército en febrero – el peor accidente de entrenamiento militar en la historia reciente de México.

Los ahogamientos ocurridos el 20 de Febrero suscitaron dudas sobre la insistencia del presidente en que los miembros de la Guardia recibieran entrenamiento militar y estuvieran bajo el mando del ejército, a pesar de que realizan labores civiles de mantenimiento del orden.

El presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que un total de 11 reclutas habían sido arrastrados por las olas y que cuatro habían sobrevivido. Los ahogamientos se produjeron en una playa cercana a una base militar en Ensenada, Baja California.

Los vídeos publicados por un grupo de apoyo de los familiares de las víctimas mostraban a decenas de cadetes caminando hacia el oleaje embravecido con el uniforme completo. López Obrador dijo en su rueda de prensa que los reclutas “tenían las botas puestas, son muy pesadas”.

Dijo que el oficial al mando había sido detenido.

“Se ha abierto una investigación de los hechos”, dijo López Obrador. “Estamos muy, muy apenados”.

Los familiares han cuestionado por qué se ordenó a los reclutas ir al Pacífico cuando había alertas meteorológicas locales sobre mar agitado y olas altas en ese momento.

El Departamento de Defensa de México se ha negado durante mucho tiempo a responder a las preguntas de la prensa sobre las bajas.

Cuando cuatro soldados murieron la semana pasada por una bomba colocada al borde de una carretera en el estado de Michoacán, donde actúan los cárteles de la droga, fue el presidente quien confirmó las muertes, no el ejército.

El silencio del ejército desde los ahogamientos ha reflejado el nuevo poder de los militares bajo la administración de López Obrador. El presidente ha insistido en que sólo las fuerzas armadas están libres de corrupción, y ha tratado de entregar el control total de la Guardia Nacional al ejército.

La mayoría de los reclutas de la Guardia Nacional se destinan a la lucha contra la delincuencia, donde la policía local dice que su formación militar les deja mal preparados para realizar tareas sencillas como rellenar informes de arresto. Como consecuencia, la Guardia realiza muy pocas detenciones.

Desde que asumió el cargo a finales de 2018, López Obrador no solo ha convertido a los militares en el principal brazo de las fuerzas del orden. También ha dado al ejército la propiedad de trenes, proyectos turísticos, aeropuertos y hoteles gubernamentales. El ejército ha asumido un papel de liderazgo en la construcción de proyectos de obras públicas y en la operación de la nueva aerolínea estatal de México.