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MATAMOROS, México – La delegación estadounidense se reunió esta semana con el presidente de México en busca de más medidas para frenar la oleada de migrantes que llegan a la frontera con Estados Unidos.

Sin embargo, cuando las autoridades mexicanas de la ciudad de Matamoros enviaron maquinaria pesada para desalojar lo que afirmaron eran tiendas de campaña abandonadas en el campamento, la acción fue una probable señal de lo que está por venir.

Estados Unidos ha dado señales claras, como el cierre temporal de los principales pasos ferroviarios fronterizos con Texas, de que quiere que México haga más para impedir que los migrantes lleguen a la frontera en vagones de carga, autobuses y camiones.

El presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que el 20 de diciembre recibió una llamada telefónica preocupada del presidente estadounidense Joe Biden.

México, desesperado por conseguir la reapertura de los pasos fronterizos a sus productos manufacturados, empezó a dar indicios de que tomaría medidas un poco más enérgicas. López Obrador dijo el jueves que México detuvo a más migrantes en la semana previa a Navidad que Estados Unidos, y que las detenciones mexicanas pasaron de unas 8.000 al día el 16 de diciembre a unas 9.500 el 25 de diciembre.

“Lo que estamos haciendo es retirar las tiendas de campaña que vemos que están vacías”, declaró Segismundo Doguín, jefe de la oficina local de la agencia de inmigración mexicana.

Pero un hondureño que sólo quiso dar su nombre de pila, José, afirmó que algunos de los 200 inmigrantes que quedaban prácticamente fueron obligados a abandonar el campamento cuando comenzó la operación de desalojo a última hora del martes.

“Nos echaron”, dijo, explicando que a los campistas se les avisó con poca antelación para trasladar sus tiendas y pertenencias y se sintieron intimidados por la maquinaria pesada. “Tenías que correr por tu vida para evitar un accidente”.

Algunos migrantes se trasladaron a una zona vallada del campamento donde los funcionarios de inmigración les dijeron que podían reubicarse, pero el miedo persistía.

Unos 70 migrantes se arrojaron al río el martes por la noche y cruzaron a EE.UU. Estuvieron atrapados durante horas a lo largo de la orilla del río bajo las capas de alambre de concertina instaladas por orden del gobernador de Texas.

Este mes, hasta 10.000 migrantes han sido detenidos diariamente en la frontera suroeste de Estados Unidos. Estados Unidos ha tenido problemas para procesarlos en la frontera y alojarlos una vez que llegan a las ciudades del norte.

Las industrias mexicanas se vieron afectadas la semana pasada cuando EE.UU. cerró brevemente dos cruces ferroviarios vitales de Texas, argumentando que los agentes de la patrulla fronteriza tenían que ser reasignados para hacer frente a un gran número de migrantes. Un cruce no ferroviario permaneció cerrado en Lukeville, Arizona, y se suspendieron parcialmente las operaciones fronterizas en San Diego y Nogales, Arizona.

En declaraciones el jueves, López Obrador dijo que la reunión con funcionarios estadounidenses se centró en la reapertura de los cruces fronterizos.

México ya cuenta con más de 32,000 soldados y efectivos de la Guardia Nacional -aproximadamente el 11% del total de sus fuerzas- destinados a hacer cumplir las leyes de inmigración.

Pero las deficiencias se pusieron de manifiesto esta semana cuando los miembros de la Guardia Nacional no hicieron ningún intento por impedir que unos 6.000 migrantes, muchos de ellos procedentes de Centroamérica y Venezuela, atravesaran el principal punto de inspección de inmigración interior de México, situado en el sur del estado de Chiapas, cerca de la frontera con Guatemala.

En el pasado, México ha dejado pasar a estas caravanas de migrantes, confiando en que se cansarían caminando por la carretera.

López Obrador dijo el jueves que la caravana que viajaba hacia el norte se había reducido a unos 1,600 participantes.

Pero cansar a los migrantes -obligando a los venezolanos y a otros a caminar por la selva del Tapón del Darién entre Colombia y Panamá o acorralando a los pasajeros en los autobuses en México- ya no parece funcionar.

Tanta gente ha subido a trenes de mercancías a través de México que una de las dos principales compañías ferroviarias del país suspendió los trenes en septiembre por motivos de seguridad.

El cierre de los ferrocarriles de Texas ha asfixiado el transporte de mercancías de México a Estados Unidos, así como el de grano necesario para alimentar al ganado mexicano que se desplaza hacia el sur.

López Obrador dice que está dispuesto a ayudar, pero quiere que Estados Unidos envíe más ayuda al desarrollo a los países de origen de los migrantes, reduzca o elimine las sanciones a Cuba y Venezuela e inicie un diálogo entre Estados Unidos y Cuba.