El gobierno de Ecuador se disculpó públicamente el sábado ante más de 300 trabajadores de una plantación de abacá de propiedad japonesa que sufrieron condiciones de esclavitud moderna, tal y como exigía una sentencia de la Corte Constitucional del año anterior.
En una ceremonia celebrada cerca del palacio presidencial de Quito, las autoridades reconocieron las graves penurias a las que se enfrentaban los trabajadores, como vivir en dormitorios carentes de servicios básicos y trabajar en condiciones inseguras, y la ministra de Trabajo, Ivone Núñez, prometió esfuerzos para construir una nación que defienda los derechos humanos de los trabajadores. Asistieron muchos antiguos empleados y sus abogados, que criticaron a Furukawa, la empresa responsable, por no ofrecer reparaciones a pesar de las conclusiones del tribunal, mientras que Furukawa ha cambiado desde entonces de propietario y ha intentado levantar las restricciones sobre sus activos para saldar los pagos pendientes.
La plantación de abacá, vital para la producción de papel especial, cuerdas y redes de pesca, estuvo en el centro de esta controversia, poniendo de relieve los continuos problemas de derechos laborales en Ecuador, uno de los principales exportadores de plátanos y abacá del mundo. Aunque los funcionarios de Furukawa no estaban disponibles para hacer comentarios, la empresa ha afirmado que las condiciones han mejorado desde su adquisición en 2014 y ha solicitado permiso para vender sus propiedades ecuatorianas para cumplir con las obligaciones de reparación. Esta disculpa supone un paso importante para abordar los abusos del pasado y reforzar el compromiso del país de salvaguardar los derechos de los trabajadores, al tiempo que arroja luz sobre los retos más generales a los que se enfrenta la vulnerabilidad de los trabajadores ecuatorianos.